No, Platón, no
No se me ocurre nada
que menos me gustaría ser
que un Espíritu descarnado,
incapaz de masticar o sorber
o hacer contacto con las superficies,
aspirar las fragancias del verano,
comprender el lenguaje y la música
o contemplar lo que vendrá después.
No, Dios me ha ubicado exactamente
donde yo hubiera escogido estar:
el mundo sublunar es divertido,
un lugar en que las Personas son hombres y mujeres
y les dan Nombres Propios a las cosas.
-
No obstante, puedo concebir
que los órganos que me dio la Naturaleza,
por ejemplo, mis glándulas endocrinas,
que trabajan como esclavas las veinticuatro horas del día,
sin ningún gesto de resentimiento
para gratificarme a Mí, su Amo,
y mantenerme en buena forma,
(no porque se los ordene,
pues no sabría qué gritarles),
sueñen con otra existencia
que la que han conocido hasta el momento:
sí, bien podría ser que mi Carne
esté rezando para que El muera,
y la libere entonces a Ella, convertida
en Materia irresponsable.
Wystan Hugh Auden, Poesía selecta
Traducción de Rolando Costa Picazo
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